Oda al sánguche de salame y queso
Dulce sánguche
de salame y queso.
Con qué satisfacción sublimas
nuestra hambre.
Los caldillos de congrio
nuestra hambre.
Los caldillos de congrio
te envidian.
El sushi, el canapé,
la bagnacauda,
te coronan de Rey.
Eres
Hombre y Mujer en tu fina textura:
el queso, el salame,
el pan /la Pan
que lleva en su vientre
El sushi, el canapé,
la bagnacauda,
te coronan de Rey.
Eres
Hombre y Mujer en tu fina textura:
el queso, el salame,
el pan /la Pan
que lleva en su vientre
ejércitos de miga
desafiando
lingüísticas ancestrales.
lingüísticas ancestrales.
Descuellas
con esa carne
picada
entre las grasas,
entre las grasas,
en el culto
de lo lácteo amaestrado,
de lo lácteo amaestrado,
que se entrega
al ayuno
y al espasmo
al ayuno
y al espasmo
de ubres ordeñadas
y trigales
que dan austeramente
el grano y el trabajo
del olvidado campo
en las ciudades.
Desde una cesta humeante
en las ciudades.
Desde una cesta humeante
y sencillita
aromas la verdad
aromas la verdad
de tus entrañas.
¡Oh sánguche,
rendido y casquivano,
de Eros descendiente!
Con las afrodisíacas
ptialinas
de la retaguardia
esperas detonar en la lujuria
de una noche de sexo y mesa fría,
le calmas el dolor a los enanos,
de la retaguardia
esperas detonar en la lujuria
de una noche de sexo y mesa fría,
le calmas el dolor a los enanos,
no cobras el placer a los gigantes.
Los sentidos
se alteran en tu regazo
Los sentidos
se alteran en tu regazo
salame, queso, salame.
Pan con pan.
No requieres artilugios de mayonesa
o mostaza,
ni castañas de Cajú
ni canela de la India;
solo manos artesanas
solo manos artesanas
que amasan,
perfilan
y aderezan
perfilan
y aderezan
con su frugalidad
el vino de los almacenes.
el vino de los almacenes.