Pecados
La sopa de vitina,
el humo del churrasco,
la coca cola light
y el vino tinto.
La pulsión de erigirse en la miseria
socava la matriz y la desgasta
omo una rueca al trasto viejo.
No hablaré de amapolas ni heridos crisantemos.
Repruebo traicionarme admitiendo concesiones
ridículas, infames o arbitrarias.
No someteré el perfume al olfato
que les es esquivo.
Me atengo a circunstancias de lombrices
igual que una sinfónica que ha perdido el rumbo.
Si yo antes de nacer fui un gato negro
y después de parir, un pez marino,
abyecto y anegado por la peste,
convoco a los estrados a las Musas,
sentencio y dictamino su hecatombe.
A partir de una errática palabra,
desapacible o tierna,
se edifica el poema.
Los pecados se pagan en esta vida
y a eso no hay con qué darle.
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