Nada ni nadie
Un mal libro es un mal libro y chau.
No te gastes
ni le busques la quinta pata al gato.
Si bien es cierto que no podemos prejuzgar,
hay escalas de medición de la mala literatura.
Tiralas por la borda
porque de ellas está empedrado
el camino hacia el infierno.
Habiendo tantos buenos libros que leer,
perder el precioso tiempo que destinamos
a meternos en mamotretos ajenos
sin escuchar e indagar a otros
eficaces, maravillosos,
me parece lamentable.
Ahora digo... si el primer libro es el propio
(ya voy por el noveno)
y no ha tenido éxito en el sentido
en el que se aprecia en la contemporaneidad,
-bombos y platillos,
paseo por la ruta de la fama,
tu DNI en las academias-
y a vos te satisface,
-siempre mejorable para el ojo experto-
nada ni nadie
(un tópico divino este de "nada ni nadie")
te hará cambiar de idea
y ahí queda arrinconado para que en un futuro
de venganzas impertérritas,
lectores avezados lo lean y aprecien
su calidad y su valor poético.
Y sino, que se jodan bien jodidos
y sigan consumiendo concursos de televisión
y sigan consumiendo concursos de televisión
con preguntas más insulsas
que una ensalada de pepinos sin aceite,
preguntas que nada aportan
al conocimiento humano
de la subespecie que somos los versificadores
del siglo XXI y su vanguardia.