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El asno de Buridán

 

El asno de Buridán

 

 

 

"¡Ay, si cantar pudiera los hijos de los dioses, lira de hombre, y, cual trompa guerrera de altísona armonía, que ambos polos atónitos asombre, resonase la

mía,..." Oda pindárica de Dalmiro a Moratín.

 





Cuando el credo reniega de Jesús, 

y las víctimas del martirologio

se emberrinchan detrás del Holocausto, 

una niebla hiperbórea

se archiva en el destino de mis púas 

de lastimada cítara que suena.

El azar es el alma del poema
 

recita un Unamuno trascendente. 

Paradoja casual dicen los locos 

amantes de absurdo,

nacidos del ab zurdo ab intestato. 

Encuentro simetría en las desgracias 

del que tiene que optar ante la duda,

¿menos malo será lo menos bueno 

o al contrario, la confusión

nos llevará al peor de los senderos 

del asno de Buridán?

Cerveza de verracos, floja y tibia.

Espectadores sementales 

de un hórrido y tenaz 

pacer de mieses vagarosas.



En busca de la zanja del desagüe 

nos llega una tristeza subrepticia; 

infinitesimal tragedia bufa.

Al calor del valor de la elección

la orquesta me devuelve ruidos huecos.


No encuentro la palabra aproximada, 

el terco talismán, las nervaduras.

La gente que no fue, no será nunca

del cielo que adolece en las ventanas. 

El asno es menos burro cuando canta, 

el asno es una filfa, una engañifa,

se atreve a sofocar la irrelevancia, 

quimérica noticia disfrazada

de crédulo pudor, 

de curvas rectas

que cierran en un círculo cerrado.


Justifíqueme Dios de la ataraxia, 

de no saber mentir las elecciones, 

de jugarme la boca en cada frase, 

si es que fuera pecado de soberbia 

amar y equivocarse.


Mi mochila está ajada, manoseada, 

raída por el caldo de cultivo

de un aforo que vive de un linaje 

de hermeneutas de élite,

en minorías 

selectas, pestilentes,

rectoras de moral de imperativos 

del deber sojuzgado por la farsa.

Me muevo por lo mudo incomprendida: 

a tientas, en lo oscuro, fatalmente.

Me lío con Discépolos, gorriones, 

con vándalos, pamplinas, antifaces, 

con pasiones de tábano pesado

boqueando algunos versos

sin remedio.


León herbívoro

 

León herbívoro

 

 

 

A León Felipe

 

 

“Ganarás la luz”, dijo Felipe.

 

Pequeñas urnas negras golpean la encrucijada. Vuelvo a decir y digo su antítesis:

“La luz se está ahogando en la noche extrema”


 

¿Por qué huyen las cicatrices con cada parto terrible?


Anónimos en la red





Anónimos en la red



                                                                             En las inconsistencias, apoyarse.


                                                                                               Paul Celan







Los anónimos son 

desapacibles, medrosos.

El ofensor se dedica

a provocar la afrenta e incordiarnos.



A mitad de camino entre rima y verso libre 

el anónimo provoca una leve ansiedad,

un estertor profundo. 

Hipertensión.

Colapsos. 

Hermenéuticas.

Hay algunos anónimos ilustres.

Hay otros con perlitas en los dedos.

Tienen saliva y boca de mujer, 

pico de pato,

numismática, emblemas, estampillas.


Los anónimos son

vahajes en la puerta de un sepulcro 

desconocido.

Alardes de bravura disfrazada. 

Los secos esqueletos de la muerte del alma.

Un silogismo de cobardes. 

Una marcha garbosa.

Un zurcido en la falda.


El nombre del anónimo es el tuyo,

-quiera Dios o quiera el Rey de turno, 

vulgar tragicomedia-.



Escrito lo imagino en tinta de arroz 

a cielo abierto.

Tachado por las dudas. 

Puerco espín coronado. 

Crepuscular.

Ausente.

Significa lo mismo en cada gesto:

El modo de espantar inconsistencias. 

La vana levedad del ser fluctuante. 

Lo frágil, lo fugaz, lo vacilante. 

La gota de rocío. La tristeza.



El tuyo es nombre de todos los nombres 

de agónicos hatajos esparcidos

a fuerza de luchar en las tormentas. 

Anónimo articula con Recuerdo.

Desata murrias o melancolías

en saga,

en línea recta o serpentina.


El mensaje va dentro de poema. 

Desembocará anónimo en los ríos 

de lágrimas selladas.

El poema carece de pronombres, 

de motes, semejanzas y alusiones. 

Desbroza el corazón, de toda laya. 

El corazón anónimo cloquea.

Por no olvidarte, aquí, en esta noche 

las letras se han quitado el apellido. 

Encallo hundiéndome, 

sumida en voces sin orquesta, 

cumpliendo el sacerdocio de añorarte. 

Abriendo los correos,

ahuyentando las firmas,

saltando los escollos, como charcos. 

Cloc. Cloc.

Deseando que sea día de sol endomingado.

 Es un trabajo duro. Lo siento.

Estoy exhausta.

Lo que mis libros cuestan


Lo que mis libros cuestan.



                                                                      Aira es aire.



Mis libros cuestan $ 600.

Cetrerías, el último, tien´ 129 páginas. 

Pero atención:

No se llenan todos los renglones y hay bastante 

espacio en blanco.

La tapa fue diseñada por mí 

y los poemas son el lado B

de mis anteriores experiencias.


600 pesos me parece una verdadera estafa.

Con eso

se compran 2 kilos de carré de cerdo y comen 

de 6 a 8 personas.


Sin embargo, 

no tengo dudas de que quien lo lee 

sale peor que antes, 

entre mareado y ofuscado, 

porque su cabeza va a estallar 

en miles de fragmentos 

tratando de interpretar

el hilo conductor que se desgrana.

Profanaciones

Profanaciones (2009)









There are so many human words

in the animal planet,

so many sentences, no sense.


We don´t know how

to keep them out from profanation. 

Otherwise,

you can´t give her 

your heart 

without a kiss,

without a touch of desecration.



Debes amarla. 

Simplemente amarla. 

Just love her.




Quítate la divina echarpe roja,

cualquier cosa es motivo para un brindis; 



anímate a seducirla sin palabras, 

regálale un caballo de mar

en una burbuja de champagne rosado 



Descarta

las profanaciones del ermitaño, 

sus barquinazos.



Just love her

in spite of words.

Ola del mar. Hola.




Ola de mar. Hola.




Ola de mar. Hola, 

Olita.

Preferiste el mar a los saludos. 

Resististe tormentas perfectas, 

amaneceres precoces,

suelta, inviolable e indivisible.

Te gusta navegar

y al final, resultaste el tsunami arrasador.



Yo también fui un poema, una ola 

hace años,

en la inquietante sed dorada de la juventud, 

cuando las denuncias no dolían,

los palos nos golpeaban suavemente, 

y el amor propio

no tenía tu nombre grabado en las espaldas.


Cuando los sabios premonitorios 

enseñaban que la edad no existe, 

que es una camisa

que dejamos tirada en el piso 

cuando nos queda chica u holgada. 

Estudié al Derecho,

y al revés,

me sumergí en los océanos 

de tus fibras rizadas y mansas,

y yo que nunca me caigo,

caí de repente, 

condenada a muerte 

como en el verso final

de una travesía incompleta.










SEAT 600



SEAT 600



En Argentina se conoció como FIAT 600. 

Fue mi primer y único automóvil.

Gris perla. 

Flojo de papeles.


Nunca me empeñé en aprender a conducir, 

ahora me arrepiento, obvio.

Los de mi generación, muchos ya abuelos, 

empezaron su vida motorizada con este coche.



Hastiada de la poesía culta y abstracta 

de los gorilas y malvados capitalistas,

decidí que era mejor defender a los pobres 

viajando en colectivo

que conquistarles el corazón con libros de 

malos poemas 

sobre sus manteles de hule,

sifones de vidrio

y la falsa esperanza de un futuro más justo.


Los voceros de la poesía social de la liberación 

hoy son funcionarios.

Conducen autos alemanes,

tienen despachos en las principales ciudades 

del planeta,

vuelan en primera,

cobran sus premios en monedas fuertes, 

y siguen escribiendo desde el iPhone,

y laptops con señales que llegan a la luna,

que el comunismo es el único modo

de salvarte.


Tenían toda la razón de mundo.

En mi próxima vida seré una poeta de la experiencia.

Hay muertos demasiados

 

Hay muertos demasiados

 

Para Lisi Prada

 

 

 

Hay muertos demasiados 

que turban el silencio 

con su llanto.


Madrugadas que están 

sus vísceras expuestas 

en la feria.


Bucean 

fantasmagóricas almas

dando cuerda a relojes digitales.

 

Del árbol del profeta 

caen las hojas

en las fosas comunes 

del erario.

 

El camino de vuelta

no es camino de siembra, 

es recogida.

 

          La vida parecía tan real como un cuento.



Oda al sánguche de salame y queso

Oda al sánguche de salame y queso

 




Dulce sánguche

de salame y queso. 

Con qué satisfacción sublimas

nuestra hambre.

Los caldillos de congrio 

te envidian.

El sushi, el canapé,

la bagnacauda,

te coronan de Rey.

Eres

Hombre y Mujer en tu fina textura:

el queso, el salame,

el pan /la Pan

que lleva en su vientre 

ejércitos de miga 

desafiando

lingüísticas ancestrales.


Descuellas 

con esa carne 

picada

entre las grasas, 

en el culto

de lo lácteo amaestrado, 

que se entrega

al ayuno

y al espasmo 

de ubres ordeñadas

y trigales

que dan austeramente 

el grano y el trabajo 

del olvidado campo

en las ciudades.


Desde una cesta humeante 

y sencillita

aromas la verdad 

de tus entrañas.


¡Oh sánguche, 

rendido y casquivano, 

de Eros descendiente! 

Con las afrodisíacas 

ptialinas

de la retaguardia

esperas detonar en la lujuria

de una noche de sexo y mesa fría,

le calmas el dolor a los enanos, 

no cobras el placer a los gigantes.

Los sentidos

se alteran en tu regazo 

salame, queso, salame. 

Pan con pan.

No requieres artilugios de mayonesa

o mostaza,

ni castañas de Cajú 

ni canela de la India;

solo manos artesanas 

que amasan,

perfilan

y aderezan 

con su frugalidad

el vino de los almacenes.

Griegos y romanas



Griegos y romanas


Como un borracho que entra sigiloso
al bar donde lo esperan sus colegas,
víctimas de ebriedad desesperada,
entró tu corazón por una puerta
al centro de mi noche independiente.
Tal vez, te pareciera ser obra de Dioniso
querer enamorarte
de una fría vestal con pies de plomo.
Yo sé que resultaba intimidante
que de golpe dijera:
“Hay cuarteles de invierno en los instintos”.
Te cubro con total indiferencia
de besos a distancia.
Mi esperanza fue rota hace milenios. 
El mito nos separa.



Apología del suicidio

 

Apología del suicidio

 

 

 

El amor por definición es eterno, nena.

 

 

 

Sigamos insistiendo.

 

El amor por definición es eterno, nena.


Si un solo ser humano fuera

capaz de amar a alguien hasta morir, 

sigamos insistiendo.

 

Hay tanto trecho del amor al odio, 

como distancia escapa

de la verdad a la mentira: 

apenas un punto contuso.

Un punto euclidiano no tiene medida, 

ni dimensiones, ni peso.

Es un ente de la gris geometría

como una recta o un plano.

Un dibujo trazado en la imaginación.

Los encefalogramas muertos 

dicen que es complicado 

desde aquel lugar

querer convertirse en poeta. 

Nuestros salubérrimos cartílagos,

la briosa osamenta que nos sostiene, 

los músculos y carrilladas

de química heterogénea, 

con acentos ortográficos 

y perpendiculares

que zanjan inconvenientes variados, 

son renuentes al pesimismo.

Si digo lo contrario y me cruzo de vereda

tendré una excusa perfecta

para mi suicidio, esta noche abatida.

Un suicidio perfecto de los pies a la cabeza 

a la orilla de mares ilusorios.

Brutal desolladura.

 

Rasguño, esclusa, excoriación fatal: 

Tautología y certeza.


Sigamos insistiendo.

 

Es la vida una repetición inútil y viciosa.


Una prerrogativa inconveniente

que nos deja inermes ante el peligro 

del amor.

El amor.

 

El amor. Ahí está. 

Míralo.


Míralo.

 

Huele igual que las flores estivales. 

Un saturnal con guirnaldas.

Una herejía. El cielo. 

Un suicidio mayor no negociable.


Sigamos insistiendo.

 

El conflicto es el hombre – dijo Heráclito-

¿dónde residirá el problema atávico? 

preguntamos nosotros.

Morir, matar, amar, temer, partir. 

Los verbos irregulares.

¿Los verbos regulares? 

Mejor matar, mejor morir

en sazón y dignamente.

Amar la muerte.

Temer la vida.

Partir del mundo

con la conciencia tranquila.

 

Nada hemos conquistado con quedarnos 

a consumar los ritos ancestrales

para resistir este culto,

de sobrellevar nuestros nombres, 

el terco fenómeno existencial

el terco fenómeno existencial

de la nada.

 

La nada que se viene tras la muerte. 

La nada intrascendente, 

que es la vida que llevamos sin vivir

por fuerza de la costumbre.

 

 


Comentario

 

Comentario

 

 

 

(Cartas cruzadas con Mercedes Beroiz)

 

 

 

-Tu armonía conspira contra la derrota 

del aurea mediocritas.

Se eleva como esos directores de orquesta 

que han olvidado en el vestuario el bisoñé.

En lo sucesivo dime como es 

andar por la vida como tú, 

despeluznada,

luciendo la cabeza al cero. 

En qué catálogo aparecen 

las señoras del barrio,

con batón,

preocupadas por los cuernos 

del cuñado.


-No sé si te conté, paisana lejos, 

que me aqueja el remordimiento

de no haber vivido el tiempo suficiente. 

Tantos libros de cuentos.

La novela del hombre que buscaba 

un espacio en la luz,

un intersticio,

romper aquel silencio de ser pobre, 

abrir un ventanal

para escaparse,

poner cien holandesas en un díptico 

y arder en la madera de los cócteles.

Daiquiri, Molotov y Margarita

en la pulsión de regias embajadas.

 

A mí que soy reticente sobre

si aceptar invitaciones a cenas, 

por temor de no poder devolverles 

la ofrenda consabida, 

se me ocurren muchas cosas

cuando viajo al teclado y me enmaraño, 

y acabo por decir estupideces

en la penumbra

porque el Arte es gratis.


Se me escapan los años 

y el Alzheimer

seguirá haciendo estragos en mi lengua.


 

Superluna de nieve

 


Superluna de nieve








La justicia confirmó la prisión preventiva de…

 madre de 3 hijos experta en bioderecho… 

murió a los 85 años…

tras la dura carta del héroe que …

mostró en las redes su transformación física...

Un verano muy complicado…

Superluna de nieve

y una docena de tarjetas azules…




Eso es lo que rescato de los titulares 

en la prensa digital del día.


Las vista pasa muy rápido entre amenazas, 

sospechas de corrupción,

asesinatos,

visitas de embajadores

y declaraciones de futbolista con mujer rubia y patotera.



No hay pensamiento que pueda soportar 

el nerviosismo

de vivir en país desangelado de poesía. 



Fake news,

La posverdad al alcance de tu mano.

Perjurio y perfidia





Perjurio y perfidia.




En la cálida tarde de diciembre, 

dos palabras siamesas,

dos quebrantos de fe

que evitan el amor con ostracismos,

se instalan en mi cuarto y me persiguen.


Rara vez les escapo a las señales

 que invitan a pensar con jeroglíficos. 

Los símbolos son parte de la vida,

la humana condición del penitente.



Los símbolos son huellas del futuro

velado en la madeja de los tiempos modernos 

de emblemas y caudales.


Perjurio y perfidia son dos pueblos, 

dos patrias del ladrón y el asesino, 

del juez y el condenado,

que en nombre de la Ley dictan sentencia.


Se arriman entre el mate y la memoria 

y acceden a contar la vieja historia

del paso de Satán por este valle

de lágrimas tan viejas como el mundo.


Te invito a realizar experimentos 

con los dedos pulsados como pinzas 

en el canal del aire que rodea

la entrada a tus oídos.



Deslealtad odiosa y mil traiciones 

nos chumban su ladrido 

como púas en el aire cercano.

El derecho hemisferio se conmueve,

descubre sensaciones venosas, cuasi eléctricas,

designando al autor del homicidio

a vuelo de paloma.



En el otro, el izquierdo, pobrecito, 

la duda se acompleja porque vive 

el futuro en películas de cine,

y nota con fastidio de inexperto

que todo estaba escrito en las estrellas. 


Si empleas alternancias en los lados 

que intentan descubrir lo misterioso, 

los secretos se vuelven relevantes,

te conviertes en sabio 

y más te vale,

que devuelvas tu don al infinito.


La avaricia es hipócrita al decirte

que perjurio y perfidia son sinónimos

porque ambas son como se sabe,

apostasías muertas por la muerte,

que deja en su tendal

almas vacías.

Derivadas

 

Derivadas

 

A Rafael Alberti.

 

 

 

Sol.

 

Mar.

 

Cielo.

 

Nubes.

 

Olas.

 

Botón.

 

 

 

¿Qué hace un botón entre las olas del mar?

 

¿Qué hace un sol entre las nubes del cielo?

 

Ley.  Idus. Frontera. Alas.


 

Palabra.

 


La sombra de Dios oscilante


entre los truenos y la Ley del Olvido,


en magna exultación.



         La frontera abrirá sus alas al límite de la palabra.


         Por la persiana rota entreveo un escarabajo.

 

La legionela

 

La legionela

 

 

 

Trabalenguas

 

Guerra tenía una parra y Parra tenía una perra. 

La perra de Parra rompió la parra de Guerra.

Guerra pegó con la porra a la perra de Parra. 

Señor Guerra:

¿Por qué pega con la porra a la perra de Parra? 

Porque la perra de Parra rompió la parra de Guerra.”

 

 

Benjamín, amor mío,

cuando encuentres estos versos, 

supongo

que habrás entrado en pánico.


Está muy bien que estés tan asustado, 


igual que mucha gente. 


Te comprendo. 



Soy el virus de la bacteria airada.

Los traidores malditos,
poetas ferozmente malhadados, 

apremian con cinismo escriturario 

y dejan en la cama del olvido 

en la que también yo reflejo un alma herida, 

lo digo por si acaso, 

un sesgo de palabras sin retorno 

como médicos
que pierden las fronteras 

en el camino a casa.

No quiero abrir tus párpados cerrados 

ni ser escéptica de tu optimismo puro 

en un cajón con tapa de cristal 

contra las balas.

Estoy bajo el efecto de una droga 

penitente, mortífera, punzante,
que me permite ver con ojos parvularios, 

en el día más frío del otoño,
tu escasa lucidez, tu trampa infame.

Hay que implicarse, 

lo sabes, 

lo defiendes,
pero no actúes la parodia
del director de la Biblioteca Nacional, 

por pura demagogia.

Yo paso de tus huelgas sin sentido, 

de tu hambre de gloria
y tu servidumbre de aguada.

Conozco las vertientes 

que vas a usar impune,
a continuación en cualquier tipo de charla: 

Sin timos no hay canciones:

Rimar es hacer rimas 

sin timar ni escatimar. 

Paronomasias.

Comprendo tus clisés de la retórica, 

tropiezo en el error de pensamiento 

en dos o tres oraciones acopladas. 

"Desconfía de los hombres del canon",
-me parecen vulgares como tú-,
así los califica tu amiga Anna Ajmátova.

Ahora sé que me temes por nostalgia, 

que mientes por maldad o por envidia,
pues piensas, con la magia del estilo, 

que mis métodos son paranormales.

Están temblando tus hombros, tu semilla, 

el fémur, peroné, la pantorrilla,
el labio superior y la corona.

Te equivocas si crees
que podrás escapar de la Justicia 

de Dios que es infinita.

Él es mi camello, el marchante 

proveedor de mis sueños de desquite.

Alucina los rasgos del carácter 

que me obliga a enfrentarte 

con cuchilla filosa y homicida.

Porque Él tiene piedad 

del mundo que ha creado
porque nos ama,
y con tierna pasión
nos venga y nos redime 

de mentes nebulizadoras 

que inventan legionelas,
legiones, religiones, legionarios.

Aguardo con mi cuerpo en otra parte,

porque aprendí a esperar

el momento oportuno del encuentro.







La desazón

 


La desazón


(parodia al poema La rencorosa de B. Prado)



Para ti que disfrutas de la injuria que hiere 

donde llaga la carne

donde todo es dolor.


Para ti que me juzgas

como un rey sin corona, como un dios

que ha olvidado que es un hombre mortal. 

Para ti se reservan los posos de la sombra. 


Yo que viví en un mundo de creencias ingenuas 

y vuelos sin regreso,

sé que no existe paz para tu guerra.


No habrá memoria de luz en quien nunca hubo 

afectos.



Adónde vas a ir

sin piedad sublimada entre tus cuencos, 

si tu única victoria es el ser indiferente, 

si tú vives

como 

quien 

para 

guardar 

la suerte 

liga el

carro al rocín ganador de antemano 

(y apuesta al caballo del comisario). 

Para ti en cuyos ojos 

se leen los amparos

se clavan las espuelas de la envidia.


Para ti se ha inventado lo mediocre. 


La señorita maniatada

La señorita maniatada.



(Para mi alumna Vanesa Soledad, madre de su padre y poeta adolescente que me regaló el título a partir de una palabra sugerida y a quien le plagié algunos versos)





¡Pobre señorita maniatada! 

Se encuentra en una farmacia 

presa de furia,

cautivo su cuerpito

abandonado a la nave de los sueños y milagros 

reclamando su dosis de libertad.


Afuera espantapájaros 

ocres o verdes

con la boca despintada

por el lápiz de la opulencia,

hieden a alcohol de quemar 

y a fraude.

Ella sedienta de belleza

-solo por hoy la esperanza es gratis- 

no sabe que la pesadilla

acabará en ironía, 

recovecos donde se guardan 

expedientes cosidos a mano 

y cristales rotos

por balas de plomo.


La chusma tendrá de qué hablar 

mirándose el ombligo.

¡Pobre señorita maniatada! 

Su voz no tiene eco, 

tampoco tiene sombra 

su melodía en el lienzo

de pintores sin manos. 

Su silencio echa en cara 

su descontrol,

la ingenua avidez,

su ira no negociada y demoníaca.


Cualquiera puede caer en la tentación

-Maslibranosdetodomal-


En el guion de los héroes y ladrones 

no figurará su desmoronamiento

ni su antípoda en las cumbres de luz 

porque

una farmacia es una farmacia 

y con la legalidad no se jode.





Desvaríos a la hora del té





Desvaríos a la hora del té





Hace un tiempo que no escribo. Es cierto.

Se me ha muerto la musa inspiradora

de hondas contradicciones en mis sueños. 

Él era un señor común como pocos.

Ni monje, ni brujo ni intelectual.

Raro testigo de mis desvaríos 

en el cementerio de la Almudena. 

Lo amaba como aman los niños.

De soslayo todo él era una bóveda gris.

Ahora que me ha dejado desierta 

con miedo a las personas por venir, 

mal sabor a jazmines derrotados 

por el sol de una siesta de verano, 

rememoro su imagen espumosa

y mis tardos versos endecasílabos 

quebrarán con plebeya poesía

la pena de encontrar palabras sordas 

que silencien de música sus pasos.

Amante del absurdo

 


Amante del absurdo




El narcisismo encierra


el pensamiento en cuatro paredes 


y no lo deja volar.

Índice - De dragones y miserias - tapa del libro

  Índice 7 - Como un prólogo 9 - De dragones y miserias 11- Desertores del sistema 13 - Amantes del absurdo 14 - Desvaríos a la hora del t...